Ayer lunes 6 de diciembre, camino al trabajo escuché varios programas, oyendo un poco de aquí otro de allá, hasta que llegué a la oficina. En uno de dichos matutinos, un señor hablaba sobre que este país no estaba preparado para tener un 4% del PIB dedicado a la educación, aún cuando esta partida figura en el presupuesto nacional con dicho por ciento, pero estamos acostumbrados que desvíen esos recursos a otras necesidades nacionales, ya sea más, menos o igual de importante.
Sentí que este señor desviaba la atención al problema argumentando que nosotros los padres no le ponemos atención a nuestros hijos, que no nos involucramos en su educación, ya sea por los horarios de trabajo, o porque las madres y los padres debemos trabajar ambos para poder sustentar sus familias, y yo creo que ese señor en parte tenía razón, pero que lo que el planteaba no aplicaba a la falta de cumplimiento por parte de nuestros gobiernos de cumplir con la asignación presupuestaria del 4% para la educación. Otro señor del mismo programa decía que este país no estaba preparado para doblar de 40 a 80 millones para ser invertidos en la educación.
Y yo creo que ambos están equivocados, y lo creo así porque en este país para lograr una educación de calidad para nuestros hijos, debemos inscribirlos en colegios privados, ya que la educación pública a la que le niegan el 4% no sirve para nada. Porque esos políticos que desvían parte de ese 4% que el sector educación nunca recibe, no inscriben a sus hijos en las escuelas públicas, sino que los ponen en colegios privados bilingües.
Imagínense un hogar donde trabajen ambos padres y el presupuesto familiar sea de 40 o 50 mil pesos; y sus hijos estudian en un colegio privado, entonces hablamos fácilmente de 10 o 12 mil pesos mensuales sin contar con los precios de los libros, uniformes, meriendas, transporte desde y hacia el colegio, actividades extracurriculares, etc., todo esto representaría un 25% o 30% de los ingresos de esa familia, y mejor no hablemos de los otros gastos. Por esta razón es que necesitamos que ese 4% llegue en su totalidad para la educación para alivianar la carga a las familias dominicanas.
Están equivocados esos señores de dicho programa porque al tener una educación tan deficiente, privamos a la mayoría de con la educación lograr mejores trabajos, ya que se las pasan vagando y delinquiendo. El no invertir el 4% en educación le cierra un futuro mejor a la mayoría. Aquí cabe recordar la atinada frase de Concepción Arenal, ilustre escritora y socióloga española del siglo XIX, que dice: “Abrid escuelas y se cerrarán cárceles”.
Pero veamos unos puntos en los que esos señores de ese matutinos no hablan y que ayudarían a alivianar la carga fiscal desmesurada del presupuesto nacional:
- aquí tenemos funcionarios públicos que se pueden asignar ellos mismos sus salarios (por ahí se van fondos preciosos que se pueden usar a la educación). Senadores, diputados, regidores, etc., y que solo trabajan 2 o 3 días por semana.
- en nuestro país tenemos una carga exagerada de salarios asignados a viceministros que no hacen nada, pero que cobran mucho. En gobiernos pasados, en los años 70 y 80, por cada Secretaría de Estado (hoy Ministerios) había un secretario (ahora llamado ministro) y tal vez 2 subsecretarios (llamados ahora viceministros), hoy día tenemos ministerios con mas de 5 y 10 viceministros.
Este es un nuevo estilo de protesta que todos debemos asumir. Sin violencia y dejando ver el descontento que tiene la población. Solo aspiro a que en las clases más desfavorecidas, que es a las que afecta más directamente esta problemática nacional, se unan a este llamado.
Ayer fue lunes 6 de diciembre, el lunes amarillo. Exigimos que el 4% asignado a educación fuera usado para educación y lo seguiremos exigiendo hasta que se logre.
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