miércoles, 24 de febrero de 2010

Esta es la historia que nos debe enriquecer

El pasado sábado 13 de febrero por casualidades de la vida tuvimos que ir a Salcedo. Nunca habíamos ido a ese maravilloso pueblo y debido a que nuestro hijo iba a jugar fútbol allá, la familia se traslado hasta este bello paraje.


Que pueblo tan hermoso, con calles tan limpias, murales impresionantes y gente de trato tan afable. En la mañana los niños jugaron en el campo deportivo de la ciudad y en la tarde, luego del almuerzo, nos dirigimos a la sección Ojo de Agua del municipio de Salcedo, provincia Hermanas Mirabal. Resulta que el campo de fútbol de esta localidad está próximo a un lugar histórico de nuestro país, la casa donde nacieron las hermanas Mirabal. Como me pasé la mañana viendo los juegos de los niños, en la tarde decidí apreciar y conocer un poco de nuestra historia. Vimos el monumento a las Mirabal justo al lado del campo de fútbol y cuando llegamos a este, encontramos que ahí, en el lado izquierdo del pequeño parquecito está lo que quedó del chasis del vehículo donde encontraron triturados a palos los cuerpos sin vida de las heroínas y de su chofer Rufino De La Cruz.


 
 


En frente de este monumento se encuentra la casa y lo que en el pasado fue el almacén de provisiones de Enrique Mirabal Fernández, padre de las hermanas. Pudimos acceder al patio de la casa donde nacieron, vimos el viejo aljibe, las plantas que hay sembradas en el área, frutales y ornamentales, el comedor en la terraza, los carros donde secan el cacao orgánico. Luego de un rato abordamos nuestro autobús y nos dirigimos al Museo de las Mirabal, donde las hermanas vivieron los últimos diez meses de su vida. Allí para nuestra sorpresa sentada en una mecedora se encontraba doña Bélgica Adela (Dedé), la tercera de las hermanas y única que quedó con vida.
 

Comenzamos el recorrido de la casa transformada hoy en museo con una joven guía que iba mostrando todas las áreas de la casa y los diferentes ornamentos que se encuentran en la misma, como los vestidos de las hermanas, sus habitaciones, sus libros, sus pertenencias, un pañuelo con el que secaron la sangre de ellas, fotos, la larga cola del pelo de Maria Teresa que Dedé le recortó antes de darle cristiana sepultura, etc. En el trayecto final ya fuera de la casa vamos al área donde están sepultados los restos mortales de las tres heroínas junto con los de Manolo Tavárez Justo (recuerden que este lugar ahora es una continuación del Panteón Nacional).

Y para cerrar con broche de oro al concluir el recorrido pudimos conversar y escuchar las anécdotas que Dedé muy amablemente compartió con nosotros por espacio de una hora. Al compartir con ella, quien amablemente se tomó fotos con todo el que quiso, sentí la pena ajena, cuando esta señora nos hablaba del dolor que ella lleva en su corazón, al perder a sus hermanas de esa forma y de cómo el poder compartir y contar lo que fue la vida de ellas a las personas la ha ayudado a sobrellevar tan pesada carga. Mientras estuvimos allí, vimos varios grupos llegar. Hasta un grupo de al parecer americanos o europeos nos pasaron por el lado.


Luego de la interesante charla, nos retiramos subiendo a nuestro autobús y alcanzamos el otro autobús donde iba el equipo de fútbol completo. Esta si que fue una experiencia enriquecedora.



TheStarvingPredator
24 de Febrero del 2010

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